miércoles, 16 de mayo de 2012

Beijing


Amigos,

Como muchos pudieron notar, recientemente tuvimos la oportunidad de visitar China, específicamente Beijing (Pekín según recomienda la Real Academia Española) durante tres días básicamente para celebrar el arribo de Ladys a los treinta años de edad.

Para comenzar quiero hablarles un poquito de los antecedentes. Ladys siempre ha estado preocupada por su edad, nunca ha estado preparada para asumir que el calendario nunca nos hace un favor, queramos o no queramos. Yo recuerdo cuando a punto de llegar a sus veinte años casi llora y ahora fueron varios años ya hablando del tema. Yo por mi parte siempre le había prometido un regalo especial por el acontecimiento tal como ella me lo hizo a mí en mis 30.

Aproveché una salida que ella hizo con una amiga para pasar el día viendo si era posible o no, comencé por si era posible pedir la visa sin su intervención, por suerte sí; luego buscar pasaje para el mismo día de su cumpleaños. Los precios que aparentemente resultaban los más baratos al final no lo eran así que tuve que explorar y analizar muchas variantes hasta encontrar algo que entrara en el presupuesto. Ya con los pasajes hice lo mismo para el hotel porque con el poco tiempo que tendríamos, no podíamos estar desperdiciándolo y no conocía de la geografía de la ciudad.

Luego de leer varios blogs y reseñas me decidí por un hostal en el distrito más céntrico de la ciudad muy parecido en estilo al que nos hospedamos en Kioto un par de años atrás. Así que teniendo reservación de avión y hotel, el siguiente paso fue las visas. Llené los documentos y los imprimí luego en la oficina para aprovechar una visita al dentista para entregarlos teniendo en cuenta que la clínica y el consulado de China en Tokio se ubican relativamente cerca.

Muchas personas en el consulado para entregar los documentos pero 10 días después para recoger la visa ni sombra de cola, así que en el la siguiente visita al dentista, me llegué de nuevo al consulado y de ahí a la oficina. Lo siguiente fue hablar con mis jefes siempre con la verdad por delante. Me daba pena siendo nuevo, estar pidiendo un día de vacaciones por motivos personales (11 de mayo fue viernes) pero no hubo complicación alguna pues aproveché algunas horas extras que tenía trabajadas.

Pasaje, hotel, mi permiso, faltan cosas todavía, el permiso del jefe de Ladys. Lo llamé y le pedía que a su vez hablase con el jefe superior y eso hizo y me retroalimentó diciéndome que no había problemas. Así que todo estaba CASI listo. Yo siempre les explicaba a todos que quería darle una sorpresa para que no se lo comentaran a Ladys a ver si al final podía ser en verdad una sorpresa. Una semana antes ya estaban los amigos preguntando lo que íbamos a hacer por el cumpleaños de Ladys y yo les conté a algunos para que no interfirieran. Ahora que lo pienso bien, lo que hice fue crear un círculo conspirativo alrededor de mi idea donde la única que no estaba involucrada fue precisamente Ladys, jajaja...

Alrededor del miércoles le dije a Ladys que pidiese el viernes libre para irnos de viaje. Ella no quería por las mismas razones que yo pero accedió al final incluso sin saber bien el destino. Yo pensé en decirle que iríamos para Okinawa porque ella siempre está hablando de sus playas, etc. pero descarté esa posibilidad cuando analicé las temperaturas y la ropa que podría echar en la maleta. Le dije que nos íbamos para Sapporo (capital del Hokkaido) que está bien al norte. Ella sospechaba que no era para Sapporo porque no tiene muchos lugares atractivos, así que pensó que la estaba engañando para al final viajar a Okinawa. Hizo la maleta con ropa neutral, ropa de playa pero también echó chaquetas de cuero, por si las moscas... jajaja...

Bueno, llegó el día señalado y nos acostamos luego de las 00:00 para levantarnos a las 04:00 porque el aeropuerto nos queda muy lejos de casa y el vuelo era temprano también. Todo quedó preparado del día anterior así que salimos en tiempo aunque no contábamos con que habría un accidente en la línea y el tren quedaría detenido en Machida (a cuatro estaciones de la casa). Por suerte reaccionamos y en esa misma estación rehicimos la ruta y comenzamos a cambiar de tren en tren corriendo siempre para ver si llegábamos a tiempo.

Yo preocupado cantidad y Ladys tratándome de calmar con que no me preocupase porque los vuelos nacionales son más relajados que los internacionales y que con poco tiempo de adelanto que llegásemos nos sobraría, jajaja... si se lo hubiese imaginado se asusta también. Bueno, por suerte llagamos 30 minutos antes de la hora de partida. El puesto de Air China (aerolínea con la que volamos) ya había cerrado pero continuaban allí las encargadas. Ladys puso una cara de sorpresa y felicidad que no podía creer lo que le estaba pasando: cumpliendo 30 años y un sueño: viajar juntos por primera vez a otro país. Una de las encargadas se encargó de llevarnos hasta el mismo avión pasando los controles por puertas laterales sin tener que hacer cola. De los mostradores hasta el avión había que pasar muchos pasos, controles, y caminar cantidad así que llegamos justo a la hora de cerrar, ufff... lo logramos.

Los primeros minutos antes de despegar fue contándole cómo había hecho para conseguirlo todo sin que ella lo sospechase si quiera. Una vez estables en el aire, aproveché que Ladys fue al baño para hablar con la co-piloto y pedirle que el capitán la felicitase de mi parte por su cumpleaños. A los pocos minutos lo hicieron y nos trajeron un a copa de vino y unos manicitos como regalo.

Una vez en Beijing el aeropuerto inmenso, hasta el punto de abordar un tren para recoger la maleta y para por inmigración, aduanas, etc. Lo primero que me llamó la atención fue un sensor de calor en el puesto de inmigración para medir si llegabas enfermo. Una vez fuera de todos los puntos de control tomamos el tren expreso del aeropuerto hasta una de las estaciones del centro de la ciudad (2 paradas intermedias nada más: terminal 1 del mismo aeropuerto y otra ya cerca del final). ¡Qué conveniente! El trayecto fue bien rápido, mucho más que en Tokio. De esa estación nos cambiamos un par de veces más hasta llegar a la que está cerca del hostal.

Dar con el hostal fue bien fácil pues estaba bien cerca y las instrucciones estaban claras. Una vez caminando hacia él, sentimos lo diferente que es China de Japón. La gente vestida más humilde, mucho más ruido, y MUCHÍSIMA más suciedad en todas partes. Callejones, cuarterías al más puro estilo Centro Habana.

Ese día, luego de dejar las cosas en el cuarto y lavarnos un poco, nos fuimos al "Mercado de la seda", muy famoso porque venden de todo, (todo son imitaciones de cosas de marca). Es una experiencia agotadora y estresante pues te caen encima para que compres, tienes que regatear y nosotros no estamos adaptados a eso, jajaja... Bueno, para qué contarles, pero compramos algunas cositas a buenos precios. Salimos del mercado como a las 7 de la noche nos sentamos en una pizzería que las mesas están fuera en la acera y desde allí llamamos a Cuba para que los padres de Ladys la felicitaran antes de irse para sus trabajos.

Al siguiente día (sábado) nos fuimos en un paquete turístico a la Gran Muralla China. Nos llevaron en una guagüita (éramos 12 de diferentes hoteles) hasta la muralla, salimos a las 09:00 y fueron tres horas de viaje. Ahí nos dijeron que debíamos recorrer 6.5 Km. por encima de la muralla y pasar por 22 torres. La verdad que fue difícil, pero más fácil que subir el Monte Fuji. En algunas partes la muralla estaba bien restaurada y los escalones, aunque de distintos tamaños, se podían subir o bajar sin ser tan difícil, pero en otras partes estaba un poco destruida y era complicado subir o bajar, ¡pero lo logramos! En ese viaje nos encontramos a unos muchachos españoles que también estaban de turismo y nos juntamos con ellos, la pasamos muy bien. Llegamos al hotel de noche ya.

El domingo en la mañana fuimos a la "Ciudad Prohibida" donde había INMENSA cantidad de personas, muchos turistas de todo tipo.  El recorrido es largo para atravesarla completa pero vale la pena, las fotos hablan por sí solas. Una vez fuera bordeamos todo el foso de agua alrededor de la ciudad para volver a la plaza de Tiananmen que está frente a la entrada principal del la Ciudad Prohibida. Largo de nuevo el trayecto pero nos sirvió para sentirnos casi en Cuba pues literalmente las calles se cruzan toreando a los autos, nadie respeta para nada los semáforos, muchos escombros en las aceras de las personas construyendo en sus casas; muchas tienduchas, etc. una vez más Centro Habana, jajaja...

Luego al mediodía regresamos al hostal, recogimos los paquetes y nos fuimos al aeropuerto pues el vuelo era a las 16:40. El viaje de regreso todo bien, con tiempo y comenzó llevándonos en ómnibus hasta la escalerilla del avión. Llegamos a la casa a las 12 y pico de la noche gracias al penúltimo tren, nos bañamos y llamamos a Cuba para felicitar a nuestras madres.

En resumen, la pasamos muy bien, viajamos, conocimos y nos divertimos mucho. La ciudad nos pareció bien, aunque para nada se puede comprar con Tokio. Vimos la ciudad muy sucia, había mucho smog (yo me pasé todo el tiempo con ardor en los ojos y todavía ahora me duele la garganta), toda la ciudad envuelta en una neblina de polvo, olía a sucio y algunos barrios muy malos. Además, la gente no es respetuosa como acá en Japón, y te empujan y se cuelan en todas partes. Pero por lo demás todo bien. Las cosas mucho más baratas que acá. Una experiencia nueva.